Como dijimos antes, muchos de los ejemplos de la lucha no-violenta a nivel histórico, no son reproducibles en otras sociedades en cuanto a tácticas y formas organizativas, porque hay diferencias culturales y epocales. No obstante, si algo podemos sacar como denominador común, es que cuando mucha gente se organiza con un objetivo, no necesita la violencia para obtenerlo. Y en cuanto al tipo de acción, también podemos sacar como conclusión que cada vez que la lucha no-violenta afectó realmente los intereses políticos y económicos del enemigo, éste retrocedió herido.
Como ya hemos dicho, la violencia lleva a un callejón sin salida, ya que en ese campo los opresores tienen el control, y sobre todo en este mundo globalizado en que el Imperio se va adueñando de todo.
Las acciones violentas, ya sean iniciativas de violencia o ya sean respuesta a la represión, terminan con la cárcel, con heridos y hasta muertos, y sin ninguna posibilidad de lograr los cambios buscados. Por el contrario, la respuesta de los gobernantes será fortalecer el aparato represivo, y poco a poco la lucha infructuosa desgastará a la población. Además, en contextos democráticos, es mucho más difícil que la gente acepte la salida violenta, de por sí nefasta en cualquier contexto.
Y entrando a revisar las diferentes tácticas de lucha, podemos decir que en la actualidad todo lo que sean acciones de meros reclamos o declaraciones (los del primer punto de la clasificación anterior), pueden tener un efecto publicitario de interés, pero no servirán para torcer el brazo del poder político y mucho menos del poder económico que lo maneja. Si se trata de lograr reivindicaciones secundarias, como la obtención de un espacio verde en un barrio o la colocación de semáforo, es probable que baste con juntar firmas y elevar un petitorio, y en todo caso reforzar con algunas acciones de mayor difusión. Pero cuando se trata de resolver la problemática de millones de marginados y desocupados, cuando se trata en definitiva de redistribuir la riqueza y modificar las políticas económicas, allí donde se piden transformaciones
que afectan al poder establecido, allí seguramente no bastará con pedidos ni declaraciones. Aún para obtener reivindicaciones parciales, como subsidios para los marginados (lo que no significa cambiar los modelos económicos), aún para tan humilde petición, la resistencia será grande, porque los estados se van achicando ante el avance del monopolio privado y el presupuesto cada vez más magro se utiliza para pagar intereses de la deuda externa. Pedir que el Estado pongarecursos en la gente es pedirle que se los saque al sector privado, y el sector privado que más recursos tiene es precisamente el que controla al gobierno: las multinacionales y la banca, y obviamente no lo permitirán.
Entonces en realidad la lucha es contra gobernantes marionetas que no tienen poder de decisión y sólo distraerán con dilaciones. Esto no quiere decir que no haya que presionar a los gobernantes, que en definitiva son cómplices del poder económico, pero hay también que empezar a golpear al poder económico, si se quiere herir al gigante aunque sea en los tobillos.
Cada vez más los gobiernos son títeres del poder económico, por lo cual el desgaste de los políticos en los conflictos sociales sin resolver, no afecta al poder real que puede cambiar de figuritas cuando quiere. El poder económico puede cambiar ministros y hasta presidentes cuando quiera, y manejar los medios de difusión para convencer a la gente de que el próximo será mejor.
Es por eso que en el contexto democrático, un1a herramienta fundamental de la lucha no-violenta es la comunicación entre la gente, creer en nuestro vecino y dejar de creer en lo que intentan vender los medios de difusión y desenmascarar la realidad. En una dictadura está claro que se lucha contra el dictador. En la democracia no suele estar tan claro contra quien se lucha, por lo tanto hay que identificar al enemigo, ponerle nombre y apellido, dejar en claro cómo son las cosas.
Otra característica de la sociedad actual, es la creciente desestructuración y ruptura del tejido social. Así como muchos que aún están en el sistema no se solidarizan con la lucha de los marginados y además compiten entre sí, también la misma gente que tiene problemas suele abocarse a su propio conflicto y no se organizan con otros ni apoyan otros conflictos. La falta de credibilidad de los líderes sindicales y políticos, la disgregación de las organizaciones sociales y lafalta de referencias fuertes y creíbles, imposibilita acciones de grandes grupos de modo organizado y permanente. Es posible coincidir en una marcha, una movilización o una huelgaque pretende urticar y denunciar el conflicto, pero al día siguiente todo sigue igual y cada uno por su lado.
Esto es una dificultad, ya que muchas de las tácticas de la lucha no-violenta requieren de grandes grupos organizados y entrenados. En la India de Gandhi, era otra época pero además todo un pueblo identificado con un objetivo; sacarse de encima al Imperio inglés. En el caso de Luther King, eran los negros que luchaban contra la discriminación por parte de los blancos. En la sociedad actual hay cada vez menos uniformidad y los sentimientos de identidad están cada vez más atomizados y no es que esté mal la diversidad, pero mientras todo se divide y subdivide, el poder económico se concentra y reina.
Seguramente deberá surgir una mística que le dé cohesión a un nuevo Movimiento Social que luche por los derechos de los pueblos, respetando la diversidad pero con unidad en la acción. Y tal vez el comienzo sea algún efecto demostración que, en uno o algunos puntos, señale el camino de lo que hay que hacer.
Por lo tanto, en una primer etapa, la lucha no-violenta debiera diseñarse en cuanto a sus tácticas y métodos, como para que puedan ser llevados adelante por grupos quizá no tan numerosos de personas, pero que se vayan insertando en el resto de la sociedad ganando apoyo y consenso y hasta ayuda logística.
La organización de los grupos para pedir el apoyo de la población para cubrir sus necesidades básicas (alimentos para comedores, ropa, medicamentos, etc.), si bien entra dentro de lo que podríamos denominar asistencia social, y no forma parte de la lucha misma, es algo fundamental para dar respuesta a las urgencias de la población marginada y organizarse en torno a ello, a la vez que sirve para esclarecer sobre el conflicto y conseguir la adhesión de números más grandesde gente.
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