Desde luego que en el mediano plazo debemos ir hacia una democracia real y participativa, donde el pueblo realmente gobierne a través de sus genuinos representantes.
Desde luego que la solución no es una dictadura ni la anarquía.
La respuesta es la democracia real, y no la formal que ahora tenemos.
Pero el dilema es cómo avanzar hacia ello mientras se trata de dar respuesta a las urgencias de los más necesitados.
Porque hay dos problemas que en realidad son dos aspectos de la misma cosa:
Una verdadera alternativa política a los partidos tradicionales sólo puede crecer y tomar el poder si encarna un verdadero Movimiento Social ¿De qué Movimiento Social estaríamos hablando?
Y desde luego que un Movimiento Social implica mucho más que la lucha por mejorar las condiciones de vida mínimas, sus objetivos deben ser más amplios, profundos y diversos. Pero en el aspecto que estamos analizando ahora, de la rebeldía frente a la marginación, seguramente que un Movimiento Social debería crecer desde la lucha junto a los que menos tienen, a la vez que vaya creciendo como alternativa política.
Ahora bien, cuando se habla de lucha, muchas son las interpretaciones que puede tener esa palabra y a veces se la suele asociar con la violencia. En tal sentido debemos ser claros y contundentes:
La violencia no conduce a nada positivo para el ser humano, ya sea que se la plantee a priori como metodología de acción, ya sea que se desemboque en ella como respuesta a la represión del gobierno.
jueves, 17 de mayo de 2007
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